Atlético Nacional apela sanción, pero las críticas no se hacen esperar
Atlético Nacional ha decidido apelar la sanción impuesta por el Comité Disciplinario de la DIMAYOR tras los lamentables hechos de violencia que ocurrieron durante el partido contra Junior de Barranquilla. El castigo, que incluye la pérdida del partido 3-0 a favor de Junior y la obligación de jugar seis encuentros a puerta cerrada en el Atanasio Girardot, no ha sido bien recibido por el club paisa, cuyo presidente, Sebastián Botero, anunció la apelación y señaló que llegarán hasta el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) si es necesario.
Durante una rueda de prensa, Botero expresó su malestar: “No compartimos las determinaciones tomadas. Nos preocupan y afectan de manera profunda. Las acciones no son coherentes y son producto de una dinámica donde la violencia, como detonador, se convirtió en medio de coacción que influye en los resultados deportivos”, afirmó.
No obstante, la postura de Atlético Nacional debe ser fuertemente criticada por diversos sectores del fútbol colombiano. Para muchos, esta actitud parece evitar asumir una responsabilidad directa en los incidentes que, según el reglamento, recae sobre el equipo organizador del evento. El argumento de que “se está castigando a quien obra de manera correcta”, como expresó Botero, ha sido visto por algunos analistas como un intento de desviar la atención de la falla en las medidas de seguridad que propiciaron el caos en las tribunas.
¿Un intento por evitar el verdadero problema?
El rechazo a las sanciones parece ignorar que los enfrentamientos en las gradas, aunque iniciados por una minoría, son responsabilidad de la organización del evento, en este caso, Nacional. La apelación ante el TAS puede ser vista como un acto legítimo de defensa institucional, pero también ha generado suspicacia sobre el compromiso del club en combatir la violencia en el fútbol. Diversos críticos consideran que la posición del club no debería centrarse únicamente en el impacto económico o deportivo de las sanciones, sino en una autocrítica sobre la falta de garantías en un partido de alta tensión como el que se disputó contra Junior.
Por otro lado, desde Junior de Barranquilla, el club afectado por los hechos violentos, se ha manifestado en favor de que las medidas disciplinarias sean estrictas y efectivas para evitar futuros incidentes. “El fútbol colombiano no puede seguir siendo rehén de los violentos, y cualquier sanción que ayude a erradicar estas conductas debe ser respaldada por todos los clubes”, expresó un directivo del club barranquillero, en clara referencia a la apelación de Nacional.
El camino al TAS, ¿un error estratégico?
Si Atlético Nacional lleva este caso al TAS, no solo podría prolongar una resolución final, sino que también se expone a un desgaste institucional que afectaría su imagen. Además, el TAS no siempre ha revertido decisiones disciplinarias de las federaciones locales, lo que podría significar que el esfuerzo sea en vano.
La violencia en los estadios sigue siendo un problema latente en el fútbol colombiano, y mientras algunos equipos apelan decisiones en busca de justicia deportiva, la verdadera lucha debería enfocarse en garantizar la seguridad de los asistentes y promover un ambiente pacífico para todos los involucrados. La apelación de Nacional, en lugar de contribuir a ese objetivo, parece estar desviando la atención de un problema mayor que requiere una solución conjunta, más allá de los intereses particulares de un club.
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